Si bien se puede conjeturar que la foto es la misma del 2015, ya que Etcheverry sacó algo más de 11.000 votos y el peronismo sumado, casi los 9.000 de ese entonces, surge de esta elección un intendente fortalecido y un sobrerismo derrumbado, ya que su propuesta fue elegida por poco más de 6.000 electores.
En los dos casos fueron por méritos propios. Porque el Intendente Etcheverry desplegó la misma manera de gobernar que todo Cambiemos a nivel provincial y nacional. En ese punto se puede acotar que por la famosa grieta, la elección a nivel comunal fue defendida y atacada por cuestiones más del orden nacional que local.
Sobrero, se puede decir que ya fue. Pero murió en su ley. Siguió detrás de los K, a pesar de todo lo que se conoce en materia de corrupción y del manejo autoritario del partido. En su espacio se renovaron las caras, pero eso por ahora no alcanza para flotar con el collar de plomo que significa seguir a Cristina. Sobrero tiene que pensar si es el momento de desaparecer y ser como lo es Duhalde, un consultor, que ahora desde otro lugar dice y hace cosas diferentes, como si el fragor de la lucha desde el llano le hiciera perder el rumbo.
Volviendo a la campaña local, la situación económica del país, fue donde los partidos hicieron foco y la gente respondió votando por el oficialismo cuando el país recién se encuentra traccionando sobre terreno firme.
Al principio al tener que corregir las distorsiones que a nivel económico hicieron que el país se encontrara totalmente trabado, sin crédito, con Cepo, sin reservas, con una inflación de 3% mensual, con una desocupación del 30%, con las tarifas públicas sin actualizar por 10 años y con un dólar oficial que sólo estaba presente en la imaginación de los K.
Ese coraje para tomar el toro por las astas y llevar adelante un plan de sinceramiento, fue visto por la ciudadanía, como un hecho necesario, un sacrificio por hacer por años de mentiras.
Este triunfo de Cambiemos tiene que ser visto desde otra óptica, ya que la elección cae justo cuando, por ejemplo, el sinceramiento tarifario pegó de lleno, y entonces no es descabellado pensar que la gente está cansada que le propongan recetas facilistas, que no hacen otra cosa que sumirnos en la decadencia y votó por un gobierno que está pagando una cuenta heredada.
Acá en Lobos el gobierno fue un fiel reflejo de Cambiemos. Etcheverry arrancó aprendiendo sobre la marcha. Como dijimos en nuestra primera editorial, la gente se bancó que “jugaran en primera sin haber hecho las inferiores”. La sociedad que había votado por el que se vayan todos, ahora le renovó el apoyo “a los nuevos”.
En el país, en la provincia, pasa como a nivel municipal que parece que Cambiemos es un partido vecinal. Es decir, se ve a los gobernantes como ciudadanos comunes. Así se muestran en los medios y así gobiernan, cerca de la gente.
En el peronismo ya no se ríen del timbreo. No fue un elemento de marketing eleccionario, sino que lo hicieron durante estos casi dos años de gobierno. No se enfrascaron entre sus seguidores.
Acá en Lobos Etcheverry fue como dijo que sería. Abierto, escucha a todo el mundo. No discrimina. En este tiempo desarrolló un municipio de puertas abiertas, haciendo foco primero en darle a los empleados municipales lo que nadie le dio. Jerarquizó el empleo municipal y les dio todos los elementos para que trabajen. “No había puerta en el baño de la planta de residuos”, comentó Zabalo en el reportaje. Toda una muestra de la poca consideración que les tenían.
También Etcheverry supo rearmar su equipo, cuando se fueron primero la Secretaria de Acción Social Rita Montes y luego su mano derecha, Sebastián Giralde, mostrando que poseía esa fibra política para reinventarse y seguir.
En lo social, se siguió con la asistencia, pero como en otros órdenes comunales, se ordenó el sistema de entrega de bolsones y elementos a los necesitados, pero luego se les hizo un seguimiento del uso que se le dieron. Eso también es valorado por la sociedad.
Así, sin obras rimbombantes, la ciudadanía les dio su apoyo. Ahora Etcheverry tiene la misión de que nuestra ciudad sea destinataria de obras de envergadura, viviendas, etc.
El voto del domingo tiene un mensaje que dice “sigan así”, pero de ninguna manera significa un cheque en blanco. El gobierno no debe perder la humildad, porque si este triunfo se confirma en octubre y se la cree, corre el riesgo de caer en la soberbia con resultados ya conocidos.
Marcelo Blasco
Director