El lobense Mario Roldán fue ordenado Diácono ayer viernes 19 en la Basílica Nacional de Luján, por el Arzobispo Jorge Eduardo Scheinig.
Muchos lobenses acompañaron a Marito, a sus padres, hermanos, abuelos y otros familiares, viviendo momentos de mucha emoción, el principal cuando Monseñor Scheinig impuso las manos sobre la cabeza del flamante Diácono, otorgándole la orden previa al sacerdocio.
Para revestirlo, Mario eligió a un amigo seminarista, a su abuelo Luis Marani y al Padre Roberto Giecco.
El destino como Diácono será, precisamente la Basílica de Luján.
“No es nada fácil en estos tiempos que vivimos consagrarse Diácono o Sacerdote, ser fiel a Cristo será tu desafío siempre Mario, hasta el último aliento de tu vida. Tu consagración de Dios es total, esto significa que hoy te comprometés a volver siempre a El, y esta, querido Mario, será tu principal batalla”, dijo el Arzobispo al ordenar al lobense.
Y en su primer mensaje dijo Roldán: “quiero dar gracias a Dios por la familia, por mami, por papi, por mis hermanos, por Lola, por mis abuelos, tíos, primos, todos sabemos que en los momentos más tristes y en los más alegres estamos siempre ahí”.
“Quiero dar gracias a Dios especialmente por los amigos, los de la escuela, los de la parroquia, los de la vida, por todas las personas que se cruzaron en mi vida y que fueron dejando su huella”, agregó.
“Quiero dar gracias a mi comunidad de Lobos, a los catequistas, a los distintos grupos, a los que rezan y a los que trabajan en la comunidad”, expresó.
Y concluyó: “Francisco nos dijo una vez que nadie puede sentirse guacho porque tenemos una madre que en Luján nos espera. Gracias María de Luján estoy a tus pies, soy tuyo como dijo el Negrito Manuel, hoy te pido no me dejes madre mía”, concluyó.